viernes, 22 de noviembre de 2013

Ética e Integridad.



METAMORFOSIS: DEL MANIDO CÓDIGO ÉTICO DE ACCIONA A LA VORAZ ANTI-ÉTICA

Durante las últimas semanas hemos tenido noticias por parte de la prensa, diferentes agencias de información y todo tipo de medios de comunicación de la  execrable actuación de dos ejecutivos de Acciona Infraestructuras en el caso Plaza de Zaragoza. Titulares como los siguientes nos alertan de la gravedad de los hechos presuntamente cometidos por dichos individuos: “LOS DIRECTIVOS DE ACCIONA CONTINUARÁN IMPUTADOS TRAS DECLARAR ANTE EL JUEZ EN EL CASO PLAZA.” Agencia EFE. “LIBERTAD PARA LOS DIRECTIVOS DE ACCIONA IMPUTADOS EN EL CASO PLAZA EN CONTRA DE LA PETICIÓN DE ANTICORRUPCIÓN” www.aragóndigital.es. 

Ya parece bastante grave el hecho de que dos ejecutivos hayan sido acusados de malversar aproximadamente 50 millones de euros, pero más sorprendente todavía es la actitud de la propia empresa que se pone de manifiesto en titulares como el que leemos a continuación:” ACCIONA RESPALDA A SUS DOS EJECUTIVOS IMPUTADOS EN ARAGÓN CON UN AVAL DE 8 MILLONES DE EUROS” vozpopuli.com.

La empresa vuelve a incurrir en una contradicción ética cuando se jacta de velar por el bienestar de sus trabajadores, cosa que no ha hecho en ningún momento con la actitud dura, fría y desalmada que ha tenido durante el proceso del ERE, y sí parece tener esa compasión de la que hacía gala con dos trabajadores  que supuestamente han robado a la compañía con el daño que esto puede hacer tanto a la empresa como a los trabajadores de la misma.

Acciona no ha sido capaz de rebajar su presión y sus pretensiones económicas de reducción de gastos con los humildes trabajadores honrados que han sido afectados por el ERE; sin embargo, sí es capaz de dar una fianza millonaria para sacar a dos presuntos delincuentes de la cárcel y facilitarles que vuelvan a trabajar sin ningún problema para la empresa. Solo pensar la cantidad de puestos de trabajo que se podrían haber salvado con esa inversión de 8 millones de euros nos hace reflexionar sobre lo fácil que parece ser pasar de tratar de ser abanderados de la buena praxis y ética profesional a acaudillar la más atroz anti-ética sin sentido  de ningún tipo.

Mas la cosa no termina ahí. Uno de los imputados, José María Jordán, tras ser liberado gracias a la fianza, es llevado a Brasil para seguir trabajando, sin tener en cuenta que la misma fiscalía anticorrupción había solicitado prisión sin fianza por su supuesta responsabilidad en los hechos. Una vez en Brasil, José María Jordán convoca a los trabajadores a una reunión en la que expone en primer lugar y sin ningún tipo de pudor lo siguiente: “yo soy José María Jordán, llamado el cabronazo”; expresión barriobajera dirigida a expoliar y escarnecer a los trabajadores allí reunidos, siendo lo más parecido a la disciplina del hambre; puesto que, tras esta brutal entrada y presentación, digna de las épocas dictatoriales , les obliga a firmar la modificación de ciertas  condiciones laborales para mal y si no lo hicieran, les amenaza con mandarles a España al paro. (Confirmado por varias fuentes).

Nos parece que el código ético del buen hacer de Acciona queda en boca del señor José María totalmente profanado en esta actuación y por tanto desintegrado. Nos da la impresión de que el señor José María ha confundido el código de la empresa con el código de la “cosa nostra” italiana. Creemos que la degradación, en este caso, puede llegar a contaminar al departamento de Recursos Humanos y convertirlo en “Recursos Inhumanos”.

Tras este desgraciado cúmulo de actuaciones indebidas, recomendaríamos a la empresa que tratara de recuperar un poco su imagen y su dignidad, aunque solo fuera para no tener que leer comentarios de opinión en los medios de comunicación que digan que “estas empresas son una mafia” o “mafias que tejen sus redes con las altas instituciones del Estado” o “no solo las empresas, los gobiernos que las toleran y reciben su correspondiente mordida, también son mafias” o “los dos ejecutivos de Acciona están acusados de participar en contubernio con otras personas que intervenían o tenían relación con el desarrollo de obras adjudicadas. ¿No será que los avala y respalda para que no conozcamos nunca los nombres de las otras personas que estaban en el contubernio?” Así mismo, creemos que es obligación de la empresa cuidar y hacer respetar los derechos de sus trabajadores: cada paso de movimiento real vale más que doce programados.

Volvemos a instar a la empresa a que rompa una lanza a favor del buen hacer, de la ética para aliviar estas malformaciones que padecen algunas personas y trasladan a los trabajadores que tienen a su cargo. 

Sugeriríamos que los directivos de la empresa hicieran un curso para poder hacer renacer el código ético necesario para que puedan volver a ser considerados humanos desde el punto de vista filosófico. Teniendo en cuenta a las grandes filosofías: “para llegar a las cosas grandes hay que empezar por las cosas pequeñas”.


Un abrazo a todos los compañeros exiliados por su enorme dedicación y esfuerzo.






  
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